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La educación financiera, un beneficio para usuarios/as y entidades Un significativo número de personas excluidas o mal atendidas financieramente pueden agregarse a la población dominicana que ya está bancarizada, si lograran conocer mejor los beneficios y opciones disponibles en nuestro mercado.

La educación financiera se considera como una herramienta para incrementar la cultura y la salud financiera. La Alianza para la Inclusión Financiera (AFI), prestigiosa organización en materia de inclusión financiera y buenas prácticas define la educación financiera como “un proceso que proporciona a las personas los conocimientos, las habilidades, la actitud y la experiencia a través del acceso a información objetiva pertinente, y capacitación para que puedan tomar decisiones financieras informadas y emprender acciones adecuadas a sus circunstancias” ¹.

Una persona empoderada de sus derechos y deberes como usuario/a de la banca, contará con una mejor salud financiera, gracias a esta base de conocimiento que ha adquirido y a la confianza que sentirá luego de volverse más consciente de los riesgos y oportunidades que asume.

Podrá elegir servicios y productos financieros con conocimiento de causa, así como elegir con qué entidad contratarlos, dónde buscar ayuda y tomar las medidas necesarias para mejorar su bienestar financiero.

La oportunidad de mejora en el tema de educación financiera es una realidad global, según lo evidenciaron los resultados de la Investigación Internacional de Alfabetización Financiera de Adultos, realizada en 2020 por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD).

El ejercicio analizó índices relacionados con la educación financiera en 26 países, y la puntuación promedio de alfabetización financiera a nivel global fue de 12.7 puntos, posicionando a los países latinoamericanos participantes entre las calificaciones más bajas del grupo².

En República Dominicana, contamos con los datos recolectados en la Primera Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF), 2019 ³, publicada por el Banco Central.

Según el informe, menos de un 3% de los hogares encuestados se ha beneficiado de algún programa de educación financiera, mientras que 7 de cada 10 de los hogares encuestados declaró que: No logran cubrir los gastos del mes con lo que ganan.

No cuentan con dinero para emergencias o imprevistos.

Recurren al endeudamiento, para cubrir sus gastos.

Creen que los juegos de azar les ayudarán a hacerse ricos. Estos resultados evidencian que, a pesar de que hemos avanzado en términos de innovación y tecnología, el uso de internet y celulares inteligentes, así como los nuevos productos financieros digitales y facilidad de acceso a dichos servicios, enfrentamos desafíos en la falta de conocimientos financieros básicos.

Información y educación financiera que podemos poner a su alcance, representando incluso una oportunidad para innovar en la prestación y creación de nuevos productos y servicios que logren satisfacer sus necesidades.  

Estas cuatro recomendaciones pueden servir como punto de partida al momento de interactuar con usuarios o usuarias:      

  1. Escuchar con interés, comprobando si han comprendido bien la orientación que les hemos brindado y que han leído las condiciones del producto o servicio que van a contratar de manera exhaustiva. Podemos disponer de material de apoyo o pasos adicionales, en caso de que requiera algún refuerzo, para que comprendan cómo manejar adecuadamente los productos y servicios.  
  1. No dar por sentado que las personas comprenden los productos financieros y su funcionamiento básico. Tampoco los conceptos técnicos que son comunes en el argot financiero. Estos deben ser explicados, preferiblemente con ejemplos que faciliten su entendimiento adecuadamente. 
  1. Considerar ofrecer contenido sobre educación financiera a través de diferentes canales, herramientas y recursos, sin enlazarlos a estrategias de mercadeo. Demostrar el interés en el empoderamiento educativo de usuarios y usuarias puede traducirse en un beneficio para todo el sector financiero.  
  1. Reforzar las plataformas educativas en línea donde los usuario y usuarias puedan acceder de forma autónoma a recursos sobre temas financieros de manera gratuita, para refrescar o ampliar su educación financiera.   
  1. Al identificar una situación de vulnerabilidad, como, por ejemplo: una posible afección de salud mental, como la adicción a las compras, o un nivel de endeudamiento no saludable, es un deber ético el brindar una orientación especial a esa persona para que pueda encaminarse hacia la recuperación sana y prevenir que no vuelva a incurrir en prácticas financieras dañinas.  

Recordemos que el fin ulterior es lograr satisfacer las necesidades de los usuarios y las usuarias, con el acompañamiento que les permita conducirse de manera adecuada y lograr mejor desempeño financiero y bienestar socioeconómico. 

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