Haitianos ganan terreno en el transporte público dominicano.
Históricamente, los haitianos han trabajado en la República Dominicana en la agricultura y en el sector construcción.Ahora, están creciendo en el transporte público, mayormente de manera irregular, una participación que genera el rechazo de sus pares dominicanos que se organizan en rutas administradas por sindicatos.
"Se nos llevan los pasajeros y no tienen la responsabilidad que tenemos nosotros (los dominicanos)", dice el chofer Alejandro Núñez, un conductor que pertenece a una ruta establecida.
DePara muchos choferes, la presencia de conductores "piratas" representa una competencia desleal, pues estos no pagan tarifas a los sindicatos ni cumplen con las regulaciones establecidas.
No me convienen los conductores piratas porque afectan a la economía de un chofer que está legal y paga su puesto", manifiesta Wellington Contreras.Una entrada costosa al negocio.
Para operar dentro del sistema formal, un conductor debe comprar una participación en la ruta, cuyo costo varía.En algunas vías, como Villa Mella-La Victoria, la inversión mínima es de 400,000 pesos, mientras que en otras puede alcanzar hasta cinco millones.Además, los afiliados deben pagar una tarifa diaria al controlador, que varía según la ruta, pero suele rondar entre los 100 y 200 pesos.
También, hacer otro pago al hombre que distribuye los pasajeros en los carros. Para muchos inmigrantes haitianos que buscan subsistir, la opción más viable es trabajar al margen del sistema.