Por primera vez, la cámara de infrarrojos cercana (NIRCam) del telescopio espacial James Webb ha captado una serie de erupciones protoestelares alineadas en la nebulosa de la Serpiente. Estos fenómenos ocurren cuando los chorros de gas que emergen de estrellas recién nacidas chocan con el gas y el polvo circundante a gran velocidad. Normalmente, estos objetos tienen diferentes orientaciones dentro de una misma región. Sin embargo, en este caso, todos están inclinados en la misma dirección y en el mismo ángulo, similar a la forma en que cae el aguanieve durante una tormenta.
Este descubrimiento ofrece nuevas perspectivas sobre los procesos fundamentales del nacimiento de las estrellas, según informa la Agencia Espacial Europea (ESA), que opera el telescopio James Webb junto a la NASA y la Agencia Espacial Canadiense (CSA).
Cuando una nube de gas interestelar colapsa sobre sí misma para formar una estrella, comienza a girar más rápidamente. Para que el gas continúe moviéndose hacia el centro, debe perder parte de su momento angular. Así se forma un disco de material alrededor de la estrella joven, facilitando el transporte del material hacia adentro, de manera similar a un remolino alrededor de un desagüe. Los campos magnéticos giratorios en el disco interior expulsan parte del material en chorros gemelos que se disparan hacia afuera en direcciones opuestas, perpendiculares al disco.
En la imagen captada por el Webb, estos chorros se identifican como gruesas rayas de color rojo brillante, que son ondas de choque creadas cuando el chorro impacta contra el gas y el polvo circundante. El color rojo en la imagen indica la presencia de hidrógeno molecular y monóxido de carbono. El Webb puede capturar imágenes de estas estrellas extremadamente jóvenes y sus flujos de salida, que anteriormente estaban ocultos en las longitudes de onda óptica.
Los astrónomos indican que diversas fuerzas pueden alterar la dirección de los flujos de salida durante este periodo de la vida de una estrella joven. Una posible causa es la interacción entre estrellas binarias, que al girar una alrededor de la otra, pueden tambalearse y cambiar la orientación de sus flujos de salida con el tiempo.
La Nebulosa de la Serpiente tiene apenas uno o dos millones de años, lo que la convierte en una región muy joven en términos cósmicos. Además, alberga un cúmulo particularmente denso de estrellas recién formadas, de alrededor de 100.000 años, en el centro de la imagen. Algunas de estas estrellas eventualmente alcanzarán la masa de nuestro Sol.
Serpiente es una nebulosa de reflexión, lo que significa que es una nube de gas y polvo que no genera su propia luz, sino que brilla al reflejar la luz de las estrellas cercanas o dentro de la nebulosa. En toda la región de la imagen, se pueden observar filamentos y jirones de diferentes tonos que representan la luz estelar reflejada de protoestrellas en formación dentro de la nube. En algunas áreas, el polvo delante de ese reflejo aparece en un tono naranja difuso.
Esta región ha sido el escenario de otros descubrimientos fortuitos, incluida la «sombra del murciélago», que se mueve y agita. Esta característica recibió su nombre cuando los datos del Telescopio Espacial Hubble de la NASA/ESA en 2020 revelaron que se agitaba. Esta sombra es visible en el centro de la imagen del Webb.
Los resultados iniciales del equipo se han publicado en el Astrophysical Journal, proporcionando una nueva ventana al estudio de la formación estelar y los fenómenos asociados en el universo temprano.
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