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Contar con un alto propósito en la vida puede funcionar como un mecanismo de neuroprotección para garantizar un mejor funcionamiento cognitivo.

La vicepresidenta Sectorial de Ciencia, Tecnología, Educación y Salud, Gabriela Jiménez Ramírez, señaló este factor es uno de los pilares menos estudiados pero que tiene una gran relevancia en la protección de la salud del cerebro, especialmente para tratar enfermedades como la depresión o infartos cerebrales.

“Hoy sabemos que los estilos de vida saludables en relación con la nutrición, la actividad cognitiva, el sueño, el cuidado de la salud física, el entrenamiento cognitivo y la socialización son importantes para mantener la salud cerebral. Sin embargo, hay un pilar menos estudiado pero que ya sabemos que tiene relevancia en la protección de la salud del cerebro cuando hablamos de enfermedades como la depresión e incluso las demencias o los infartos cerebrales y que contribuye a la reserva cognitiva. Es lo que llamamos el plan vital o el propósito de vida”, escribió la también ministra para Ciencia y Tecnología en su cuenta en la red social X.

La publicación la acompañó con un enlace, donde se revela un estudio de investigación realizado por el Marcus Institute for Aging Research, en Boston, Estados Unidos (EE.UU.), en colaboración de la Universidad de Barcelona, España.

La ministra Gabriela Jiménez Ramírez destacó que en este estudio se revela cómo las personas que cuentan con altos propósitos tienden a ser “más eficientes a la hora de regular los procesos fisiológicos asociados al estrés”.

“Es decir, la secreción de hormonas como el cortisol, que son necesarias para dar respuesta ante eventos puntuales estresores pero que sostenidamente son perniciosos para la salud del organismo y del cerebro”, añadió.

En su publicación, también se refirió a los diferentes estudios neuropatológicos que se han realizado a diferentes pacientes con lesiones típicas de la enfermedad de Alzheimer o demencia.

En estos estudios se revelaron que las personas que contaban con altos propósitos en vida, “estaban mejor cognitivamente de lo que cabría esperar por el grado de lesión cerebral”, lo que evidencia que este factor pudo ayudar a aumentar sus mecanismos de resiliencia en el cerebro.

Pese a que aún se desconoce las razones del por qué estas personas contaban con una mayor resiliencia del cerebro, la ministra Gabriela Jiménez Ramírez resalta la importancia de “tener en cuenta que la percepción de sentido de vida es modificable mediante terapias dirigidas a clarificar y aumentar la importancia de los valores individuales”.

En este estudio, detalló la vicepresidenta Sectorial, también se evidencia que los voluntarios contaban con algunos hábitos importantes para proteger el cerebro como una buena alimentación, ejercicio físico y una rutina de sueño.

“La gente que tiene unos valores y que actúa de acuerdo con estos valores, de humanidad, de vivir en colectivo, de sentir y practicar el respeto, la empatía y la solidaridad por el prójimo, a diario presentan una mejor disposición ante las dificultades para superarlos”, destacó.

Oficina de Gestión Comunicacional del Ministerio del Poder Popular para Ciencia y Tecnología / Periodista: Ariadna Eljuri




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